Este templo es uno de los pilares de la fe de El Salvador. Finalizado en 1953, el templo fue construido gracias a la ayuda del filántropo aleman Walter Deininger. Pero su construcción comenzó cuatro décadas antes, cuando el padre Antonio Brunetti tomó la tarea de cosntruir un templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, patrona de Latinoamérica.
Brunetti escogió como ubicación un humilde cantón justo en los límites de la ciudad: La Ceiba, que luego agregó el nombre de la señora morena de América a su denominación.
Ubicada en la salida occidental de San Salvador, La Ceiba de Guadalupe, como es conocida hoy en día, es una de las iglesias más famosas del país, donde se celebran suntuosas bodas y donde se conmemora cada 12 de diciembre el Día de la Virgen de Guadalupe.
Por lo que cada diciembre, en sus alrededores, se instalan juegos mecánicos y negocios de comida típica salvadoreña, y decenas de niños asisten vestidos de «indígenas» para conmemorar el papel del indio mexicano Juan Diego en la milagrosa aparición de la Virgen de Guadalupe, en las faldas del cerro Tepeyac, en México, en 1531.